La madera presenta un color castaño rojizo con varias tonalidades, cambia de rojizo amarillento-marrón a rojizo-marrón oscuro, no tiene olor ni sabor característicos, presenta brillo alto, el brillo natural que posee le confiere su excepcional belleza, veteado suave a pronunciado, textura mediana e hilo recto y el algunas ocasiones entrecruzado; anillos de crecimiento marcados. Los poros, los rayos y el parénquima son visibles a simple vista, la porosidad que presenta es difusa, los poros son solitarios, múltiples radiales de 2 a 6 y agrupados de 2 a 4, son numerosos con valor de su media de 10 por mm2, de diámetro tangencial mediano con valor de su media de 135 μ, la longitud de los elementos vasculares es mediana con valor de su media de 632 μ, presenta puntuaciones areoladas alternas y placa perforada simple. El parénquima leñoso es paratraqueal vasicéntrico y marginal, los rayos son uniseriados y poliseriados heterogéneos, son poco numerosos con valor de su media de 7 por mm, los rayos poliseriados son bajos en cuanto a su altura con valor de su media de 461 μ. Las fibras son la mayoría de tipo libriformes y pocas fibrotraqueidas, clasificadas como de longitud mediana con valor de su media de 1 389 μ, de diámetro tangencial mediano con valor de su media de 26 μ y el grosor de las paredes es clasificado como muy delgado con valor de su media de 4 μ. Los vasos presentan gomas de color rojizo (Pérez et al., 1980). Las características tecnológicas de la madera son altamente dependientes de las condiciones medioambientales, por ello la densidad, el color, la dureza y la textura presentan grandes variaciones.